La sorprendente y desconocida Ruta Mudéjar en la ciudad de Huesca ☪

Zaragoza y Teruel son sobradamente conocidas por las construcciones mudéjares que conservan, pero no ocurre lo mismo con Huesca capital, y sin embargo atesora algunos de los elementos más interesantes de este estilo mudéjar en Aragón.

Los alfarjes del Salón del “Tanto Monta” anexo a la Catedral y el del Palacio de Villahermosa, considerado como uno de los más significativos de los conservados de Aragón, solamente superado en su iconografía por la techumbre de la Catedral de Teruel, así como la techumbre que cubre la iglesia de San Miguel, popularmente conocida como «Las Miguelas», ya merecen por sí solos una visita a la ciudad oscense.

Además, en el Museo Diocesano se expone uno de los pocos púlpitos mudéjares que quedan en Aragón, el de la antigua Sala de las Limosnas.

No podía faltar alguna manifestación del trabajo de yeserías con motivos de lazo de tradición mudéjar que tanto se prodigó durante la época barroca en la Comunidad, y que en Huesca dejó su impronta en la Catedral y en la Iglesia de San Pedro el Viejo. En definitiva, una de las visitas que todo amante del mudéjar debe de tener presente en su agenda.

1 – ALFARJE DEL PALACIO DE VILLAHERMOSA

Anteriormente a la construcción de este edificio, el solar estaba ocupado por tres casas que se unieron, según consta en un plano de la ciudad del siglo XVI, para configurar la nueva construcción.

Dos de ellas corresponderían al edificio palaciego que da a la plaza del Conde de Guara, mientras que la tercera, unida por la parte posterior a las anteriores, tenía acceso por una corralaza, cegada en época moderna por la construcción del edificio de Correos.

Una de estas casas fue la residencia de los condes de Guara del linaje de los Azlor. Miembros de esta familia acompañaron a Pedro I en la batalla de Alcoraz y posterior reconquista de Huesca siendo probable que fuese uno de ellos quien levantase su residencia en este solar.

En 1999 es adquirido por IberCaja que inicia las obras de restauración y rehabilitación para convertirlo en sede de su Centro Cultural en la capital oscense. Después de la restauración, el interior ha quedado dividido en tres plantas, articulado el espacio en torno a un patio cerrado que se cubre con un espléndido alfarje mudéjar.

Su amplísimo repertorio iconográfico que recoge representaciones de tipo humano, animal, vegetal, geométrico, epigráfico y heráldico, solamente es superada en importancia dentro de Aragón por la techumbre de la Catedral turolense. Convirtiéndose en el 2º más importante de Aragón.

2 – ALFARJE DEL SALÓN DEL «TANTO MONTA»

Después de largos años en los que se han sucedido varios intentos que por diversas causas no llegaron a cuajar, parece ser que finalmente va a ser entre 2014 y 2016 cuando se complete la restauración del conocido como Salón del “Tanto Monta” del antiguo Palacio Arzobispal de Huesca. Una vez consolidada la estructura de muros y cubierta faltaba por devolver todo su esplendor a la techumbre que lo cubre, una de las mejores de las que se conservan en Aragón.

El Salón del “Tanto Monta” se ubica en la planta superior del antiguo Palacio Episcopal, anejo a la Catedral. Fue sala de audiencias de los Obispos oscenses, al menos desde el siglo XV hasta mediados del XX en que se abandonó y cerró, quedando integrado en el conjunto de edificios que se conocen como entorno de la Catedral y actualmente vinculado al Museo Diocesano.

3 – ALFARJES DEL AYUNTAMIENTO

Al poco conocido elenco de obras mudéjares de la ciudad de Huesca hay que añadir los alfarjes del ayuntamiento. Tras las importantes reformas y ampliaciones del siglo XVI, prácticamente el único vestigio que resta de la Casa de la Corte, corresponde a las dos magníficas techumbres tipo alfarje que cubren los actuales patio de entrada y Salón del Justicia.

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4 – IGLESIA DE SAN MIGUEL «LAS MIGUELAS»

En el norte de la ciudad de Huesca, en la orilla del río Isuela, junto al puente de San Miguel, se levanta la iglesia de San Miguel. Es conocida popularmente por los oscenses como “Las Miguelas” por estar establecida en el Convento anexo, desde el siglo XVII, una comunidad religiosa de la Orden de las Carmelitas Calzadas. El templo fue fundación del rey Alfonso I en 1110.

La nave se cubre con techumbre de madera sobre arcos diafragma apuntados de piedra sillar bien escuadrada al igual que los muros. También su recuperación es fruto de la restauración, ya que durante mucho tiempo estuvo oculta por un falso techo de escayola y cañizos.

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5 – PÚLPITO DE LA SALA DE LAS LIMOSNAS

El púlpito de la Sala de las Limosnas de la Catedral de Huesca, único que se conserva de los cuatro que están documentados en la provincia realizados en el siglo XVI con motivos de tradición mudéjar, se ubica actualmente en el interior del Claustro, dentro del espacio museístico de la Catedral.

Su ubicación original se sitúa en lo que en principio sería el refectorio del antiguo Palacio Episcopal ya que, al igual que el desaparecido del monasterio de Casbas, era un púlpito de refectorio exento de tornavoz ya que no estaba destinado a un espacio amplio, careciendo también de escalera de acceso. Esta sala se reconvertiría más tarde en comedor de limosnas, de donde proviene el nombre con el que se le conoce, siendo utilizado para realizar lecturas religiosas durante las comidas al igual que se hacía en los monasterios.

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6 – CATEDRAL DE HUESCA

La Catedral de Huesca se sitúa en la parte alta de la población, donde se han hallado vestigios desde época romana, pudiéndose haber ubicado en el lugar la parte más importante de la ciudad, o sea, el foro de la antigua Osca. En el solar que actualmente ocupa el templo se levantaba durante la dominación musulmana la mezquita mayor de Wasqa, nombre árabe con que era conocida la población. Aún se conserva en la zona de claustros un arco de herradura que probablemente formaba parte del alminar.

Tras la reconquista de Huesca en 1096 por Pedro I la mezquita se consagra como templo cristiano, permaneciendo así durante dos siglos. En este período de tiempo que abarca los siglos XI y XII y principios del XIII se adosan algunas pequeñas construcciones, entre ellas una pequeña iglesia románica dedicada a “Santa María de los Gozos” y un pequeño claustro.

No es hasta 1273, siendo obispo Jaime Sarroca, sobrino del rey Jaime I el Conquistador, cuando se acometa la construcción de la nueva catedral gracias al impulso de ambos.

El tejadoz, que parece ser en origen estaba a menor altura y que en época moderna se trasladó a su actual posición para dejar visible el gablete de la portada, se sustenta sobre ocho grandes canes triples; un pequeño voladizo al frente y laterales lo complementa. Datado tal vez hacia el siglo XV, junto con el alfarje del Salón del Tanto Monta, con el que las figuras guardan cierta relación.

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7 – IGLESIA DE SAN PEDRO EL VIEJO

La iglesia de San Pedro el Viejo se ubica en el casco antiguo de Huesca. Su solar estuvo ocupado por un templo romano sobre el que se edificó uno visigodo, posteriormente otro mozárabe y finalmente el actual en estilo románico, obra del siglo XII. Concretamente fue en 1117 cuando se decide derribar la antigua iglesia y levantar un monasterio que, exceptuando reformas y deterioros, es básicamente la obra que ha llegado hasta nuestros días.

En el tramo de los pies del lado del Evangelio, frente a la entrada al Claustro, se abre la Capilla de los Santos Justo y Pastor. Construida en el siglo XVIII presenta una monumental portada de estilo barroco que da acceso al interior en cuya cabecera se sitúa el retablo con un gran cuadro central pintado en 1676 por Bartolomé Vicente, donde se representa el martirio de los dos niños santos. La portada cierra en arco de medio punto con verja que llega hasta el arranque del arco.

Es en el intradós de este arco donde se puede ver una decoración en yeso a base de motivos de tradición mudéjar. Concretamente, el tema que aquí se aplicó es uno de los más sencillos y más utilizados dentro del repertorio de temática mudéjar aplicado sobre todo en bóvedas e intradoses de arcos que se generalizó en los siglos XVII y XVIII en muchas iglesias aragonesas. Se trata de un lazo de cuatro octogonal que da lugar a una serie de estrellas de ocho puntas y espacios cruciformes que aquí, por la estrechez del espacio, se reducen a medias cruces en los laterales.

Pequeña muestra que, al igual que sucede en otras muchas iglesias aragonesas, da idea del arraigo que los motivos decorativos de lazo islámicos, más tarde desarrollados por los mudéjares, tuvieron en nuestra Comunidad.

Fuente: www.aragonmudejar.com

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