Las trufas también son para el verano

Trufa de verano

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¿Sabéis que la trufa también se recolecta en verano? Es una variedad diferente a la de invierno. Se trata de la ‘tuber aestivum’, con el nombre popular de trufa de San Juan. No es un producto muy extendido, pero eso sí, si la probáis, seguro que no os olvidaréis de ella.

Sus usos son culinarios, siendo su sabor más suave que en la tuber melanosporum. Se recolecta de mayo a agosto, y en nuestra provincia se encuentra principalmente en la zona de la Ribargoza. El precio es considerablemente más bajo que su tocaya de invierno, pero aún así es un producto de lujo, y se puede aplicar a las mismas recetas. Mientras que la trufa negra puede alcanzar 600 euros el kilo, la trufa de San Juan se puede encontrar por 60 euros el kilo. Su tamaño oscila entre 2 y 15 centímetros.

Trufa de verano

Es menos arómatica que su hermana mayor por lo que necesitaréis más cantidad para cocinar y conseguir un sabor perfecto. Su forma exterior también es similar, no obstante en su interior tiene un color crema con tonos avellana. Podéis rallarla sobre un huevo frito y conseguiréis un excelente majar. Aunque si queréis experimentar un poco más os dejamos este enlace a recetas con trufa de nuestro blog.

La mayoría son salvajes, crecen libremente en las tierras pirenaicas, debido al clima y las condiciones. De esta manera cogen todo el sabor de la tierra, las raíces y el agua, que llega imborrable hasta las mesas de los comensales. Es un producto fresco, que se recomienda consumir entre el primer y el octavo día después de ser extraída de la tierra para que no pierda toda su grandeza. Hay que conservarla en la nevera, envuelta en papel absorbente y en un contenedor hermético para evitar que los demás alimentos del frigorífico cojan su sabor.

¿La habéis probado alguna vez? ¿Nos recomendáis alguna receta?

Fuente de imágenes: Micofora.com, Wikipedia