El sarcófago de Doña Sancha, Bien de Interés Cultural

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Adentrémonos hoy en la Historia para conocer una pequeña obra de arte que se encuentra en la provincia de Huesca. Nos referimos al sarcófago de Doña Sancha, una pieza que fue reconocida la semana pasada como Bien de Interés Cultural por el Gobierno de Aragón. Pero, ¿Qué es exactamente esta obra? Seguid leyendo y lo descubriréis.

El sarcófago de Doña Sancha es un sepulcro funerario, que data del siglo XII, construido para contener los restos mortales de las tres hijas del rey aragonés Ramiro I. Sin embargo fue Pedro I quién lo encargó. Se desconoce quién fue el escultor o escultores que lo crearon por eso al autor de la cara principal se le conoce bajo el nombre de “El maestro de Doña Sancha”. En la actualidad esta pieza se encuentra en el Monasterio de las Benedictinas de Jaca, a donde fue trasladado en el año 1622, desde Santa Cruz de la Serós.

Monasterio de Benedictinas

El interés sobre esta pieza viene marcado tanto por la calidad de la obra como por la iconografía que allí queda representada, convirtiendo al Sarcófago de Doña Sancha, en una obra escultórica clave en el románico europeo. Ésta no es el único vestigio que se atribuye al Maestro de Doña Sancha, sino que también se le da en autoría un capitel en Santa Cruz de la Serós, el capitel de San Sixto en la Lonja Chica de Jaca o incluso el Tímpano de la Adoración de los Reyes, en San Pedro el Viejo de Huesca.

El sarcófago de Doña Sancha

Los sarcófagos eran los “ataudes”, normalmente en piedra, donde se enterraban a los reyes, nobles, obispos durante varios estadios de la Historia. Para magnificar la figura del enterrado se adornaba con bajos y mediorrelieves que aportaban información sobre la sociedad de la época. En el Doña Sancha, de forma trapezoidal, encontraréis decoración en sus cuatro caras. La cara principal está a su vez dividida en tres escenas, donde se representa el alma de la difunta elevada al cielo dentro de una mandorla, tres eclesiásticos (representado su poder en la tierra) y tres mujeres (Sancha y sus dos hermanas, Teresa y Urraca) bajo arcos de mediopunto. Hay que fijarse en los detalles de los ropajes, cómo están trabajados los pliegues, cómo son los peinados de las mujeres, cómo son los símbolos de poder de los eclesiásticos (báculo, libro).

El sarcófago de Doña Sancha, cara principal

En la cara contraria, también divida en tres, aparece un hombre luchando con un león, representando a Sansón o David mostrando así el triunfo del cristianismo, y escenas de lucha de caballeros. El trabajo de este lateral se atribuye a otro autor anónimo. Este pudo ser tallado con posterioridad, ya que demuestra otra destreza y técnica diferente a la cara principal. En la cabecera y los pies, se representa un Crismón con el córdero de Dios (iconografía vinculada a la casa real aragonesa) y varios grifos (animales fantásticos).

Crismón

Para visitarlo y comprobar la precisión de su talla, tenéis que viajar hasta Jaca, hasta el Monasterio de Benedictinas, situado en la Calle Mayor. Aprovechad y recorrerlo para descubrir su doble conjunto eclesial. Por un lado podéis conocer la cripta primitiva y por otro el templo de San Ginés.

Ésta es sólo una de las pequeñas joyas románicas que esconde Jaca, una localidad que merece más de una visita.

Fuente de Imágenes: Románico Aragonés, Jaca.com