El tomate rosa, un manjar de la huerta de Barbastro

Con una piel muy fina y rosada, el tomate rosa de Barbastro es un auténtico manjar que da la tierra de la huerta, y que desde julio hasta finales de septiembre tenemos el placer de degustar en la mesa de restaurantes o en la de casa. Se distingue por ser muy carnoso, grande (muchas unidades llegan a los 500 gramos) y muy sabroso. Además, tiene un punto de dulzura y en él no abundan las pepitas. Además, es fuente natural de vitaminas, por lo que su consumo es muy recomendable para la salud.

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Según el historiador francés H. Lapeyre, cuando en 1609 los moriscos fueron expulsados de España, no fue así en Barbastro. Se dice que eran buenos hortícolas y que su sabiduría ha pasado de padres a hijos hasta nuestros días. De hecho, hace una década la variedad de tomate rosa estuvo a punto de desaparecer, ya que su maduración es tardía, su transporte es más complicado (debido al gran tamaño y peso de cada unidad) y cada planta no produce más de 5 kilos, mientras que las de otras variedades pueden dar hasta 25 kilos de tomate. Tampoco su sabor y sus peculiaridades tienen nada que ver, por lo que los hortelanos han retomado la plantación de esta variedad gourmet, tal y como lo habían hecho sus antepasados. Asimismo, desde hace tres años, el Centro de Investigación y Tecnología Agroalimentaria de Aragón (CITA) trabaja para encontrar la mejor variedad genética del tomate rosa. El proceso de trabajo se explica en el siguiente reportaje.

En la mesa, el tomate rosa de Barbastro no necesita de grandes artificios. Es un manjar exquisito servido con sal gorda y aceite de oliva (si puede ser del Somontano, mejor). Pero también podemos aderezarlo con cebolla, albahaca, queso… A gusto de cada paladar. Qué aproveche.

Fuente imágenes: Turismo Somontano