Espectacular excursión a «El camino del cielo», en los mallos de Riglos
Cuenta la leyenda que el rey Pedro I dejo los mallos de Riglos en herencia a su esposa doña Berta, ya que este era el único paisaje que podía compararse con su belleza.
Y es que los mallos de Riglos, con sus enormes paredes verticales que se alzan más de 300 m sobre las aguas del río Gallego, en el límite natural entre los Pirineos y el valle del Ebro, no dejan indiferente a nadie. Un paisaje de paredes imposibles que toman forma sorprendentes en nuestra imaginación. Recorrer sus caminos, contemplar sus cortados interminables, observar el vuelo de las rapaces que anidan en sus paredes o sorprenderse con el avance de los escalones que venidos de todo el mundo desafía los límites en sus más de 200 días, es toda una invitación a soñar con los ojos abiertos.
Duración 2 horas y 30 minutos.
Distancia: 5,3 km
Desnivel positivo: 500 m
Altitud: 1040 m
Recorrido circular
Desde la oficina de turismo de Riglos, situada junto al último parking, y siguiendo las indicaciones de «sendero circular», tomaremos la calle hasta llegar a una plaza. Una vez allí giraremos a la derecha en dirección a Linás de Marcuello. Siguiendo las marcas blancas y rojas del GR-1 Y avanzando con vistas sobre los mallos orientales y el Cubilillo os Fils, dejaremos al izquierda una fuente, y más adelante, un camino empedrado. A los 200 m tomaremos un camino ascendente, dejando a la derecha el Centro ARCAZ.
A los 500 m llegaremos a un nuevo desvío señalizado no muy lejos de la Ermita de la Santa Cruz. Tomaremos el camino de la izquierda abandonando el GR-1 que hacia el Este se dirige a los pies del paredón de los buitres. Un aria protegida situada aun kilómetro donde anida una gran colonia de we tres leonados, y que puede ser una excelente alternativa o complemento a la ruta. A partir de este punto la senda asciende con fuerza entre los conocidos como mallos pequeños. A nuestra derecha destacan las formas alargadas del mallo Cored y la Aguja Roja. Poco a poco nos iremos acercando a la base del Mallo Colorado para ir rodeándolo por su derecha. Seguiremos en todo momento el camino más marcado desechando pequeñas sendas que no siguen apareciendo ambos lados. Durante el recorrido apenas encontraremos zonas en sombra por lo que es importante ir bien aprovisionados de agua y evitar las horas centrales durante los meses de más calor.
Superado el mallo Colorado llegaremos a un punto de inflexión desde donde tendremos una soberbia y vertiginosa panorámica con el pueblo de Riglos al fondo del valle, en marcado por las formas redondeadas del mallo Colorado A la izquierda, y los mallos principales a la derecha. Con suerte podremos ver el bajo estuoso vuelo de las aves rapaces que anidan estas paredes. Avanzando unos metros por una estrecha repisa, donde deberemos extremar la precaución, y justo después de dejar un desvío a nuestra derecha en dirección al Collado de Santo Román, llegaremos a un mirador natural desde donde tendremos las mejores vistas de esta zona.
El camino llanea unos metros para de nuevo ganar altura con rapidez. Tras un breve descenso alcanzaremos una zona llana junto a un refugio de pastores desde donde parte una senda a mano izquierda que en unos pocos metros nos llevará hasta el Mirador de Bentuso o de Espinabla, que con 1040 m es el punto más alto de la ruta.
A nuestros pies observaremos las extensas llanuras de la hoya de Huesca, con el río Gallego en primer término, las sierra del Moncayo a lo lejos, y los colosales mallos Pisón y Firé, a izquierda y derecha, moldeados durante millones de años por la fuerza del agua, el viento y la gravedad.
De vuelta en Llano, donde podremos descansar y jugar tranquilamente, retomaremos el camino que, entre una frondosa vegetación de matorrales, encinas y bojes, desciende con rapidez hacia la base de los mallos por un terreno de piedras sueltas que requiere de toda nuestra atención.
A mitad del descanso nos encontraremos un cruce de caminos que tomaremos a la izquierda y al poco llegaremos a un nuevo mirador natural ubicado sobre una zona rocosa antes de alcanzar el Collado de Firé, a los pies del Mallo Del mismo nombre, donde enlazaremos con el PR-HU 98.
En dirección a Riglos, y siguiendo las marcas blancas y amarillas, descenderemos hacia el Circo de los Mallos por una senda cuya traza veremos con claridad. Desde la base del circo tan sólo deberemos rodear las impresionantes paredes de conglomerado de más de 300 m del Mallo Pisón hasta alcanzar el pueblo.