Gistaín, el placer del Aislamiento
Levantarse y mirar por la ventana la niebla de la mañana, los campos llenos de brillantes colores otoñales 🍁🍂 y bordas que se entrevén a través de las nubes ☁️; las altas cimas que tan cerca se ven desde nuestra posición 🏔, el sonido del ganado 🐄, … pasar unos días en Gistaín durante el #Otoño es una experiencia casi espiritual.
El casco urbano de Gistaín se apiña sobre una balconada que desafía la teoría de la relatividad. El pueblo es el único del Valle de Chistau que no está bañado por aguas del Cinqueta, el río que vertebra un territorio proverbialmente aislado por los contrafuertes de los macizos del Posets Maladeta y el Cotiella. Las casas de Gistaín son necesariamente poderosas; de gruesos muros y resistentes tejados para soportar la nieve.
Sería necesario explicar fugazmente el contexto geográfico; es decir, lo que representa el Valle de Chistau en la cultura pirenaica y en el paisaje. El estremecedor desfiladero de la Inclusa, entrada natural al valle, fue durante muchos siglos una barrera natural casi inexpugnable. Así se explica la calidad casi inmaculada de su ecosistema y el alto grado de conservación de sus tradiciones, manifestadas en la arquitectura y, sobre todo, en la lengua: el chistabín, una versión local del aragonés.
TORRE DE CASA RINS
Uno de los elementos más interesantes de la arquitectura de Gistaín es la existencia de 3 llamativas Torres.
Una es la de la Iglesia de San Vicente Mártir, levantada entre los siglos XVI y XVII.
Las otras pertenecen a dos de las casas-fuertes del pueblo; Casa Rins (levantada en el año 1.600) y Casa Tardán.
La tradición asegura que el dueño de la Casa Rins solía alardear del tamaño y belleza de la torre que había construido.
En cierta ocasión se dirigió con despecho al dueño de casa Tardán, la otra casa fuerte de Gistaín, y le espetó: «Eres menos que un grano de mijo».
El aludido respondió ofendido: «Este grano de mijo te va a construir un árbol delante de tu casa que no te dejará ver el sol».
Ese árbol fue la Torre del Tardán, delante de casa Rins, que compite en vistosidad con su vecina.
¡Ven a conocer su magia!
Fuente: Libro Pueblos con Encanto del Pirineo