Los Puentes medievales de Olvena, los más impresionante de la Sierra de Guara

Los puentes medievales suelen tener un solo arco pero de considerable luz y altura, lo que les proporciona una hermosa y esbelta silueta; como los de la Sierra o el del Diablo.

El puente del diablo consta de un gran ojo central de medio punto, apeado en la roca viva, en la que se ha labrado asiento en ambas orillas. En los laterales, sendos ojos pequeños, sirven de aliviadero.

Al Puente de la Sierra se llega aguas arriba, tras dejar el coche en un pequeño ensanche al final de un largo túnel y caminar apenas 100 metros. Es el más impresionante por la gran altura a la que se alza.

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La magnitud de estas obras y su perdurabilidad más allá de las generaciones de los hombres atribuyeron a los puentes un carácter mágico y sobrenatural. Por eso y también por su atrevimiento técnico, es frecuente que las leyendas, como aquí, pongan al mismo diablo como artífice.

Se cuenta que una bella muchacha de Olvena, harta de tener que vadear el río como todos sus vecinos para llegar al pueblo, ofreció su alma al diablo a cambio de que éste construyera un puente, con la única condición de que el demonio lo tenía que hacer a lo largo de una sola noche. Satanás aceptó el trato y quedaron en que si él edificaba el puente antes de que cantara el gallo, la muchacha le entregaría su alma.

Pese a que las artimañas del diablo hicieron que el puente se alzara en tan solo una noche, poco antes del amanecer la chica puso un candil delante del gallo, que creyendo que era de día, cantó. El diablo dejó la obra inconclusa (a falta de la última piedra), perdió su apuesta y tuvo que huir a los infiernos sin conseguir su propósito.

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