TRAMACASTILLA DE TENA, entre «Castillos»
Cuentan que el nombre de Tramacastilla procede de la época Romana, cuando este pequeño pueblo del Valle de Tena se llamaba Trambacastiella. Esta denominación se refería a los castillos entre los que se ubica. Pero unos castillos que no son fortalezas, sino esos fortines naturales que surgen a partir de 1.224 metros en los que está Tramacastilla y que crean una de las sierras más espectaculares del Pirineo aragonés, la Sierra de Partacua.
La Sierra de Partacua, más conocia como Sierra de Telera, es una de frontera pétrea de unos 10 kilómetros de longitud. Su cumbre más elevada es Peña Retona y a sus pies surge todo un paraíso natural: el bosque de Betato, o como reza su tradición del aragonés, de lo prohibido. Dicen que en él habitan brujas y duendes, pero todo lo más que hemos visto es el duende que cada invierno llena de ladridos la apacible zona de La Partacua. La carrera de trineos de perros más famosa de Europa, la Pirena, empieza aquí.
En ese paraje salpicado de espectaculares ibones y barrancos, con el pantano de Búbal a sus pies y abrazado por frondosos y bellos bosques, se encuentra Tramacastilla de Tena.
Sin duda, podemos destacar la gastronomía de Tramacastilla, ya que se ha hecho un hueco en el Pirineo con sus excelentes migas. Otro factor que lo define es ser un destino de Naturaleza y Descanso, aún estando tan próximos a Panticosa y Formigal.
Tracastilla invita a pasear por sus calles con edificios de piedra, madera, pizarra y forja, que ascienden en zig-zag desde la coqueta y robusta iglesia románica de San Martín hasta las características casabloques más altas de la localidad. Hasta el empedrado de las calles y los pasadizos con arcos se han recuperado al milímetro para no desentonar en este solaz de piedra y naturaleza.
Fuente: Libro «Pueblos con encanto del Pirineo»