Un viaje a través de los puentes del Ésera

puente de Olvena

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¿Os apetece hacer una ruta por el Alto Aragón? Necesitaréis un vehículo y ganas de recorrer el tiempo. Haciendo caso a la propuesta de Turismo de la Ribargoza, os traemos una ruta por los puentes medievales del río Ésera.

El punto de partida es Olvena, una localidad que se ubica en el Somontano, en un enclave llamativo. Allí se levantan dos puentes. Uno es conocido por el nombre de Puente del Diablo. Bajo ese nombre se encierra una leyenda que asegura que fue construido por el mismísimo demonio. Una chica del pueblo vendió su alma a éste si él levantaba en una sola noche un puente para que sus vecinos no tuvieran que cruzar el río nadando. No obstante, la muchacha fue más lista y engañó al diablo, haciendo cantar a un gallo con la luz de un cándil. El diablo dejó inacabada la obra (por una sola piedra) y no pudo quedarse con el alma de la chica. El segundo es el Puente de la Sierra, cuya altura llama la atención.

Puente de Olvena

La siguiente parada de la ruta es Graus. Además de visitar su Plaza Mayor, también se descubre el Puente de Abajo, al que se le conoce igualmente con el nombre de Puente de la Pascasia. Es de origen romano, pero en el siglo XVI sufrió una gran remodelación. Si os fijáis veréis que dispone de un número impar de ojos (3), siendo los laterales más pequeños que el central. Es un puente importante en Graus y toma protagonismo en las fiestas de la localidad ya que es el punto de encuentro el primer día con los gaiteros.

Panorámica puente. Fuente: DPH

El camino de los puentes continúa hacia Perrarúa, donde podréis observar un puente medieval del siglo XII, de un claro estilo románico. Después, os podéis dirigir a Besians. Allí os espera un esbelto puente del siglo XIII, modificado en el XVIII, con una longitud de 45 metros.

Turismo de la Ribagorza. Puente de Perrarúa

La excursión continúa a lo largo del cauce del río Ésera hasta llegar a Navarri. Este puente fue utilizado hasta hace relativamente poco para unir las localidades de Navarri y Las Colladas. Descubriréis que es de calzada plana y que cuenta con un gran ojo central por donde pasa el agua del río. Unos kilómetros más arriba, aguarda el puente medieval de Campo. Se ubica entre congostos, en un escenario complicado, lo que lo hace aún más especial.

Puente medieval de Campo

Aún quedan dos puentes más por visitar: el de Sahún y el de Benasque. Tras ver el primero, no os podéis perder el Santuario de Guayente. La ruta termina en Benasque en un puente del siglo XI que permite la entrada en la localidad. Ha sufrido distintas transformaciones a lo largo de la historia por las diferentes riadas. Se reconstruyó de nuevo en el año 2005.

Ahora es el momento de dejar el coche y tomarse algo para terminar el día en Benasque, frente al río Ésera. ¿Qué tal ha ido el viaje?

Fuente de imágenes: Turismo Ribagorza, Turismo del Somontano, GPSHuesca, DPH